Su corazón se detuvó como si algo pesado cayese sobre el.
-¿Qué estás mirando?- rugió la extraña gritando de repente- Ya te he dicho lo que tenías que saber. Ahora debes irte.
Cuando se giró dispuesta a marcharse por donde había venido, la otra sirena añadió con tono amenazante:
-Espero que no seas descubierta por ningún humano.
Asintió brevemente pero sin demostrar ninguna seguridad.
Salió apartando las algas a base de frenéticos manotazos, ansiosa por volver a mar abierto para poder pensar con mayor claridad. Siguió nadando hasta perder de vista el puente y se deslizó entre las aguas del Pacífico buscando la respuesta a aquello que podría cambiar su vida para siempre. De pronto sintió como una figura grande y oscura se movía a su espalda.
My perfect thought ♥
miércoles, 30 de julio de 2014
domingo, 27 de julio de 2014
Angel de la guarda 3
-Eso estuvo completamente justificado- argumento apartándome el pelo de la cara
y colocándolo detrás de mi oreja. Cruzo y descruzo los brazos nerviosa, dándome cuenta de que no he debido ser tan discreta como creía.
-No según quien me envió aquí, aunque lleve mucho contigo.
-¿Cómo que llevas mucho conmigo?
- El día que tu naciste yo morí en el incendio del edificio en el que trabajaba como becario. Desde entonces estoy obligado a protegerte de todo aquello que puedas dañarte, pero teniendo en cuenta que a lo que más puede perjudicarte eres tú misma ahora me veo obligado a mostrarme ante ti y a hacer que me escuches.
-Está bien, estupenda broma, ahora vas a tener que irte- señalo la puerta sacudiendo la cabeza, balbuceando un poco, y pestañeando más de lo normal (tic que siempre tengo cuando estoy intranquila).
-Oh, por favor esto es irritante para mi también. Me toca mucho las narices que una chica como tú joven, mona, inteligente y que lo tiene todo intentando quitarse lo que a mi me arrebataron a la misma edad en la que lo perdí yo todo. ¿Quieres pruebas de que no miento? Vale. Cuando tenías siete años te caiste de la bici, te asustaste tanto que pensaste que te habías hecho un esguince, llamaste a tu prima para contarselo pero el médico te dijo que no era nada te dio vergüenza y en la navidad siguiente fuiste con una venda en la muñeca durante toda la cena. A los catorce rompiste la lámpara de tú abuela y le echaste la culpa a tu hermano, te sentiste tan mal que en su cumpleaños le compraste aquel helicoptero teledirigido que quería pero aun así te promiteste no contarselo hasta estar en tu lecho de muerte.
Tengo los ojos como platos.
y colocándolo detrás de mi oreja. Cruzo y descruzo los brazos nerviosa, dándome cuenta de que no he debido ser tan discreta como creía.
-No según quien me envió aquí, aunque lleve mucho contigo.
-¿Cómo que llevas mucho conmigo?
- El día que tu naciste yo morí en el incendio del edificio en el que trabajaba como becario. Desde entonces estoy obligado a protegerte de todo aquello que puedas dañarte, pero teniendo en cuenta que a lo que más puede perjudicarte eres tú misma ahora me veo obligado a mostrarme ante ti y a hacer que me escuches.
-Está bien, estupenda broma, ahora vas a tener que irte- señalo la puerta sacudiendo la cabeza, balbuceando un poco, y pestañeando más de lo normal (tic que siempre tengo cuando estoy intranquila).
-Oh, por favor esto es irritante para mi también. Me toca mucho las narices que una chica como tú joven, mona, inteligente y que lo tiene todo intentando quitarse lo que a mi me arrebataron a la misma edad en la que lo perdí yo todo. ¿Quieres pruebas de que no miento? Vale. Cuando tenías siete años te caiste de la bici, te asustaste tanto que pensaste que te habías hecho un esguince, llamaste a tu prima para contarselo pero el médico te dijo que no era nada te dio vergüenza y en la navidad siguiente fuiste con una venda en la muñeca durante toda la cena. A los catorce rompiste la lámpara de tú abuela y le echaste la culpa a tu hermano, te sentiste tan mal que en su cumpleaños le compraste aquel helicoptero teledirigido que quería pero aun así te promiteste no contarselo hasta estar en tu lecho de muerte.
Tengo los ojos como platos.
jueves, 2 de enero de 2014
La sirena 4
Estuvo nadando durante mucho tiempo. Las horas de luz casi habían terminado y por primera vez la oscuridad del océano le asustaba,¿que podía ocultarse entre esas tinieblas? Se detuvo abrumada por toparse con los gigantescos cimientos de un puente cubiertos de arriba a abajo por grandes algas negras.También el suelo estaba cubierto de algas pero verdes, como césped..Se dejó caer hacía abajo tumbándose en la suave vegetación. Sollozó. Había acabado con la vida de dos personas. Era indudablemente un monstruo,una asesina despreciable.
-Vaya alguien tiene problemas.-susurró una voz silbante- Ven aquí. Sigue mi voz, May.
Se incorporó despacio y se giró lentamente asombrada dándose cuenta de que aquel sonido procedía de una cavidad en el cemento que antes no había distinguido. Miró hacía los lados y se dirigió hacia allí nadando.
Entró en la tenebrosa gruta que era mucho más profunda de lo que parecía. Las algas cubrían las paredes de la gruta y se veía obligada a apartarlas con las manos y a moverse violentamente,Cuando llegó al final de la cueva se topó con una sirena de pelo negro, extremadamente largo y decorado con flores marinas de color azul. Su piel era pálida y era tan hermosa que no resultaba natural:
-Bueno, creo que no te han explicado todavía las normas.-dijo mientras se dirigía hacía ella dando vueltas a su alrededor con aire majestuoso.-¿Me equivoco?
Tragó saliva:
-No.
-No voy a andarme con rodeos. Desde el momento en que... ya sabes sirenita saliste del mundo de los humanos- al tiempo que decía esto movía los dedos imitando el movimiento de unas piernas andando y después el de las olas- se estableció un plazo de diez días de los cuales habrás agotado.... ¿cuantos dos? Si en el ocaso del décimo día no estás sumergida en el agua del mar volverás a ser humana, a tu antigua vida pero si no permanecerás como sirena para siempre.Opino que deberías empezar a decidirte
-Vaya alguien tiene problemas.-susurró una voz silbante- Ven aquí. Sigue mi voz, May.
Se incorporó despacio y se giró lentamente asombrada dándose cuenta de que aquel sonido procedía de una cavidad en el cemento que antes no había distinguido. Miró hacía los lados y se dirigió hacia allí nadando.
Entró en la tenebrosa gruta que era mucho más profunda de lo que parecía. Las algas cubrían las paredes de la gruta y se veía obligada a apartarlas con las manos y a moverse violentamente,Cuando llegó al final de la cueva se topó con una sirena de pelo negro, extremadamente largo y decorado con flores marinas de color azul. Su piel era pálida y era tan hermosa que no resultaba natural:
-Bueno, creo que no te han explicado todavía las normas.-dijo mientras se dirigía hacía ella dando vueltas a su alrededor con aire majestuoso.-¿Me equivoco?
Tragó saliva:
-No.
-No voy a andarme con rodeos. Desde el momento en que... ya sabes sirenita saliste del mundo de los humanos- al tiempo que decía esto movía los dedos imitando el movimiento de unas piernas andando y después el de las olas- se estableció un plazo de diez días de los cuales habrás agotado.... ¿cuantos dos? Si en el ocaso del décimo día no estás sumergida en el agua del mar volverás a ser humana, a tu antigua vida pero si no permanecerás como sirena para siempre.Opino que deberías empezar a decidirte
domingo, 27 de octubre de 2013
Ángel de la guarda 2
Tomó aire un segundo:
- Tú estás pirado.- digo señalando al extraño- Voy a llamar a la policía.
Cuando trato de coger el teléfono esta cae al suelo como si tirará de él un hilo invisible. Me agacho para recogerlo y nuevamente sucede.Al final el aparato vuela hasta la mano del hombre.
-Aunque les llamaras no me verían. Y entonces la pirada serás tú, ¿no crees?
- Está bien.- digo mientras me maldigo por no escuchar a mi madre cuando me recomendó usar sprays de pimienta- Suponiendo que te creyera, ¿Por qué llegas ahora, por qué no el mes pasado por ejemplo? ¿ Que hace que necesite ahora una ángel para protegerme?
Me mira con cara de incredulidad:
-¿ De verdad necesitas preguntarme eso?Has tratado de quitarte la vida tres veces en los últimos dos meses.
Ahí me ha pillado.
- Tú estás pirado.- digo señalando al extraño- Voy a llamar a la policía.
Cuando trato de coger el teléfono esta cae al suelo como si tirará de él un hilo invisible. Me agacho para recogerlo y nuevamente sucede.Al final el aparato vuela hasta la mano del hombre.
-Aunque les llamaras no me verían. Y entonces la pirada serás tú, ¿no crees?
- Está bien.- digo mientras me maldigo por no escuchar a mi madre cuando me recomendó usar sprays de pimienta- Suponiendo que te creyera, ¿Por qué llegas ahora, por qué no el mes pasado por ejemplo? ¿ Que hace que necesite ahora una ángel para protegerme?
Me mira con cara de incredulidad:
-¿ De verdad necesitas preguntarme eso?Has tratado de quitarte la vida tres veces en los últimos dos meses.
Ahí me ha pillado.
martes, 10 de septiembre de 2013
La sirena 3
No podía bajar las comisuras de sus labios. El agua cálida que tenía alrededor hacía que se mantuviese despierta, aunque aun así tenía la sensación de que no necesitaría dormir nunca más. De repente se dio cuenta de que no tenia idea de donde se encontraba así que emergió. Empezaba a amanecer y la superficie dorada y brillante del agua la deslumbró un instante y vio unas sombras en el puerto. Bajo un poco la cabeza asegurándose de no ser vista, era fácil, su cabello rubio se camuflaba muy bien con los rayos del sol. Las figuras oscuras gritaban moviéndose de forma violenta : estaba segura de que peleaban. Una silueta pequeña como de un niño salio despedida al agua tan rápido como un suspiro. Nadó deprisa hacía allí y vio a una niña de unos once años hundiéndose cada vez más y agitando frenéticamente brazos y piernas. En unos segundos estaba agarrando a la asustada muchacha y tirando con fuerza de su cuerpo para arrastrarlo a la orilla por mucho que se retorciese. Sintió como otro cuerpo más pesado caía también al agua pero no le dio importancia. Cuando la niña estuvo a salvo en la arena volvió atrás y se encontró un chico de su edad. Sid .Tenía cerrados los ojos y no se movía. Un corte fino se extendía desde su mejilla a su ceja. Le acababan de dar una paliza. Lo llevó a la misma playa que a su hermana y el chico recuperó la consciencia.Viendo su aspecto tartamudeó deprisa pero ella le puso un dedo en los labios.
- Sid prométeme que no se lo diréis a nadie.- el la miró a la cara y asintió.- Llévate a Lorena corriendo de aquí y no me escuches, ni se te ocurra escucharme.
Él tomó a la niña de la mano y salieron lo más deprisa de la playa que pudieron.
-¡ Se escapan!- gritó una voz masculina
Empezó a tararear una canción de una película y dos figuras grandes cayeron en el agua. Se sumergió sin dejar de cantar con dos hombres siguiéndola. Estaban ya muy lejos de la costa , muy lejos del aire. No tenían escapatoria. Se hundieron deprisa viendo la última cosa que verían : Como May se alejaba nadando. Ella comprobó su teoría eran ladrones y habían atracado a su amigo e intentado librarse de el y de su hermana.
- Sid prométeme que no se lo diréis a nadie.- el la miró a la cara y asintió.- Llévate a Lorena corriendo de aquí y no me escuches, ni se te ocurra escucharme.
Él tomó a la niña de la mano y salieron lo más deprisa de la playa que pudieron.
-¡ Se escapan!- gritó una voz masculina
Empezó a tararear una canción de una película y dos figuras grandes cayeron en el agua. Se sumergió sin dejar de cantar con dos hombres siguiéndola. Estaban ya muy lejos de la costa , muy lejos del aire. No tenían escapatoria. Se hundieron deprisa viendo la última cosa que verían : Como May se alejaba nadando. Ella comprobó su teoría eran ladrones y habían atracado a su amigo e intentado librarse de el y de su hermana.
lunes, 2 de septiembre de 2013
Nunca jamás 2
-¿Peter Pan ? Pero eso es... imposible.¡Demuestra que lo eres!
- ¿Como quieres que demuestre que soy yo mismo? Espera... ¿tu has oído hablar de mi?- preguntó elevándose más en el aire .
-En los cuentos.-respondió Ivy sonriendo tímidamente - Vale ya sé ¿ Dónde vives?
- En el País de Nunca Jamás. La segunda estrella a la derecha.- recitó lanzandole una mirada pícara al tiempo que señalaba el cielo.- ¿Quieres venir? Te enseñaré a volar. Solo tienes que ...
- ¿Pensar cosas bonitas?- se sonrojó después de interrumpir al chico y casi no se dio cuenta de como sus pies se desprendían del suelo.
Él se limito a asentir dibujando una radiante sonrisa en su rostro, pero ese gesto hizo que la niña se pusiera seria y descendiera de nuevo.
-Peter, yo no puedo ir.- ante la cara de asombro del muchacho trató de explicarse- Tengo una enfermedad.
La observo atentamente y de repente se acercó hasta que sus ojos estaban a unos centímetros de distancia. Ella abrió mucho los párpados sorprendida mientras la observaba concentrado. Sin cambiar su expresión de curiosidad el niño preguntó:
-¿Donde la tienes?
A lo que la niña respondió riéndose.
- De todas formas puedes venir- continúo el niño recuperando el tono relajado de la conversación.-Allí no te pasará nada.
- ¿Seguro?
- ¿Parezco yo enfermo?- dio vueltas en el aire a toda velocidad y después se posó sobre el escritorio.
- Está bien-dijo la niña elevándose lentamente.- !Tendré que dejarle una nota a Sophie!
Tomó un papel del cajón de la cómoda y una pluma. Garabateo con prisas unas cuantas lineas y le hizo una seña a Peter al tiempo que atravesaba la claraboya. Bajo volando al piso inferior y se deslizó cruzando la ventana. Besó la frente de la institutriz y apoyó la nota en una silla. Salió de la casa introduciéndose en la cálida noche. Buscó al niño en la oscuridad y le encontró con facilidad gracias a Campanilla. Se sonrieron y el cielo nocturno los recibió en su oscuridad
- ¿Como quieres que demuestre que soy yo mismo? Espera... ¿tu has oído hablar de mi?- preguntó elevándose más en el aire .
-En los cuentos.-respondió Ivy sonriendo tímidamente - Vale ya sé ¿ Dónde vives?
- En el País de Nunca Jamás. La segunda estrella a la derecha.- recitó lanzandole una mirada pícara al tiempo que señalaba el cielo.- ¿Quieres venir? Te enseñaré a volar. Solo tienes que ...
- ¿Pensar cosas bonitas?- se sonrojó después de interrumpir al chico y casi no se dio cuenta de como sus pies se desprendían del suelo.
Él se limito a asentir dibujando una radiante sonrisa en su rostro, pero ese gesto hizo que la niña se pusiera seria y descendiera de nuevo.
-Peter, yo no puedo ir.- ante la cara de asombro del muchacho trató de explicarse- Tengo una enfermedad.
La observo atentamente y de repente se acercó hasta que sus ojos estaban a unos centímetros de distancia. Ella abrió mucho los párpados sorprendida mientras la observaba concentrado. Sin cambiar su expresión de curiosidad el niño preguntó:
-¿Donde la tienes?
A lo que la niña respondió riéndose.
- ¿Seguro?
- ¿Parezco yo enfermo?- dio vueltas en el aire a toda velocidad y después se posó sobre el escritorio.
- Está bien-dijo la niña elevándose lentamente.- !Tendré que dejarle una nota a Sophie!
Tomó un papel del cajón de la cómoda y una pluma. Garabateo con prisas unas cuantas lineas y le hizo una seña a Peter al tiempo que atravesaba la claraboya. Bajo volando al piso inferior y se deslizó cruzando la ventana. Besó la frente de la institutriz y apoyó la nota en una silla. Salió de la casa introduciéndose en la cálida noche. Buscó al niño en la oscuridad y le encontró con facilidad gracias a Campanilla. Se sonrieron y el cielo nocturno los recibió en su oscuridad
viernes, 30 de agosto de 2013
Ángel de la guarda
¿Por donde podría empezar? Supongo... supongo que por el principio aunque esa parte de esta historia que veo más borrosa:
Salgo de la tienda. Es un día bochornoso y pronto tengo que desprenderme del jersey. Giro la cabeza y de pronto veo a un hombre. Es bastante guapo: alto, ojos claros,barba de pocos días bien arreglada, pelo cobrizo...aun así tiene algo que no me agrada demasiado, quizá esa sonrisa, nadie sonríe tanto en esta ciudad. Cruza la calle¿me estará siguiendo? Decido aligerar el paso y el hace lo mismo. Me sigue. Miro el reloj como si tuviera que ir a alguna parte. De pronto salgo corriendo y él me sigue a poca distancia. Suerte que mi casa esta cerca. Voy por el atajo y lo despisto. Abro la puerta a toda prisa.Voy a la cocina y me relajo. Apoyada en la encimera preparo un café. Me giro y...
-Hola.
Se me escapa un balbuceo sin sentido y en un gesto brusco arrojo la taza que se rompe contra la pared. ¡El tipo de la calle! Corro de un lado a otro sin saber que dirección tomar. Opto por el recibidor y él no hace nada para evitarlo. Cuando llego allí me lo encuentro plantado frente a la puerta. Miro atrás ahogando un grito y subo la escalera. Y ahí está de nuevo.
-Kristen, ¿ no te aburre ya esto?
-¿ Qui... quien eres tu? Sonríe.
-Tu ángel de la guarda.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)